Eras la nada de la vida

Eras la nada de la vida
el amor a lo conocido
el pozo de la tristeza
la faz de lo intenso
la luz de la familia.

No sé si quiero hallar
los malos recuerdos
que aun perduran
en ese pozo seco
que hoy es mi alma.

Sólo quedan buenos
entre ellos tu sonrisa
y la suavidad de tu beso
o cómo nos cantabas
pero apenas te recuerdo.

Te marchaste Mamá
sin equipaje alguno,
Tú, la muerte y la alegría,
de esta vida de perros
que no quiero vivirla.

Son tus besos mi cuerpo

Son tus besos mi cuerpo
que con los años han querido
dejar el aroma de muertos
que cayeron en el camino.

Esos besos abandonados
a la suerte del mendigo
que amanece rogando
y muere con castigo.

No quiero buscarlos más,
tan sólo quiero hallarlos
entre todas mis tinieblas
para no quedarnos varados.

Dime por qué no hallas,
o es que nunca has querido
tener entre tus dedos
la desgracia de mi alma.

Vete lejos y no vuelvas
ya no estoy desesperado
ni tampoco enamorado,
vete lejos y no vuelvas.