Eras la nada de la vida

Eras la nada de la vida
el amor a lo conocido
el pozo de la tristeza
la faz de lo intenso
la luz de la familia.

No sé si quiero hallar
los malos recuerdos
que aun perduran
en ese pozo seco
que hoy es mi alma.

Sólo quedan buenos
entre ellos tu sonrisa
y la suavidad de tu beso
o cómo nos cantabas
pero apenas te recuerdo.

Te marchaste Mamá
sin equipaje alguno,
Tú, la muerte y la alegría,
de esta vida de perros
que no quiero vivirla.