Extraño tus azules besos,
embarrados del carmín del pecado
que un día mis deseos encarnaron.
Extraño tus manos en mi cuerpo,
agarradas al deseo,
embebidas del olvido
que nunca tuvieron.
Extraño tu sumisa sonrisa,
recordando la pasión que tuvimos,
que se desvaneció entre hilos de ira.
Extraño tenerte en mis sueños,
aun no queriendo tenerte.
Extraño sentir que te quiero,
aun no queriendo quererte.
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